Apuntes:
Investigación Científica y Derechos de los Animales

 

Sergio E. Recabarren M.
Laboratorio de Fisiología y Endocrinología Animal
Facultad de Medicina Veterinaria
Departamento de Ciencias Pecuarias
Universidad de Concepción - Campus Chillán
 

Deseo en primer lugar, agradecer a los organizadores del Congreso de ANEVET por su invitación a dirigirme a Ustedes, para entregar mi visión sobre el uso de los animales en la investigación científica. Este es un tema sobre el cual cada día aumenta el interés, no sólo de los científicos, sino que también por parte de la opinión publica. Creo que es, además, un tema sustantivo en la formación del medico veterinario, ya que este profesional, es el llamado a cautelar las reglamentaciones que se fijen en el futuro, por parte del estado, ya sea a través del poder ejecutivo como del poder legislativo, sobre este tema. En este momento, lo único que existe como norma, es el reglamento de protección de los animales, pero que no cubre los aspectos referentes al uso de animales en la investigación científica. En otros países, como Inglaterra, existen leyes, algunas incluso dictadas el siglo pasado o que han sido modificadas en los últimos años, tanto en respuesta a las presiones de los grupos de protección de los derechos de los animales o en respuesta a la posición de los científicos. Respecto de estas leyes ellas son más estrictas y restrictivas en los países europeos como Alemania, Suiza y Holanda o menos estrictas como en Estados Unidos. Sin embargo, en Chile, aun no se han producido presiones de tal envergadura que lleve a los poderes públicos a interesarse en una legislación especifica sobre un aspecto fundamental de la investigación científica y también de la producción animal. Quizás lo más cercano al tema se encuentra en la ley de la carne, la cual especifica ciertos requisitos de transporte, de periodos de ayuno, de encierro y de manejo presacrificio con el fin de reducir los riesgos de stress y disconfort de los vacunos, pero que es altamente probable que no se cumpla en su totalidad. Sin embargo, y tal como ha ocurrido con otros temas, que primero son puestos en la discusión de la opinión pública en los países desarrollados como Estados Unidos y de Europa, estos después de algunos años pasan también a constituir temas de debate en Chile, es entonces posible de esperar que muy luego, el asunto del uso de los animales en la investigación científica pase de los grupos reducidos de discusión, en particular en las Universidades, al público en general. Hace unos pocos días atrás, un grupo de jóvenes se reunió frente a la medialuna de Las Condes a protestar por la crueldad que significaría las atajadas de los novillos en el rodeo chileno y hace algunos años otro grupo parecido se opuso al tiro al vuelo que ocupa aves vivas. Hace unas semanas, algunos vecinos junto con la Sociedad Protectora de los Animales reclamó de la muerte de perros vagos realizada por un Municipio de la Región Metropolitana. Estos son algunos ejemplos de preocupación sobre maltrato a los animales que ya han tenido amplia cobertura en la prensa y que podrían ir en aumento en el futuro.

Aunque estos ejemplos se refieren fundamentalmente a la percepción de que se está ejerciendo crueldad a los animales, más adelante puede perfectamente seguirse la misma línea de pensamiento y suponer que también con la experimentación se está ejerciendo crueldad. Encuestas de opinión pública de otros países, ya que en Chile no se han hecho, permiten visualizar como las opiniones del público van cambiando con el tiempo y con la cultura. El ciudadano americano medio considera más aceptable el uso de ratas que de perros. Aquellos individuos que se criaron en granjas tienen una opinión más favorable a que los animales pueden ser usados en experimentación mientras que los que viven en ciudades y que tienen mascotas tienden a expresar mas simpatía por los animales. Otro aspecto interesante es el sexo o mejor dicho, el género de los opinantes para usar un término más moderno. En todos los países estudiados, las mujeres son mas proderechos de los animales y antiviviseccionistas. Esto se correlaciona con el hecho que 75% de los militantes de los movimientos proderechos de los animales en Estados Unidos son mujeres. Por otro lado se ha determinado que la mayor parte de los participantes en los movimientos proderechos son vegetarianos, y muchos son veganos, es decir, personas que no comen ni usan ningún producto de origen animal.

El soporte público de la experimentación animal ha bajado de un 63% en 1985 a un 53% en 1995. Esto se concluye en base a la pregunta que se formuló sobre si están de acuerdo en que "a los científicos debiera permitírseles hacer investigación que causa dolor y heridas en animales como perros y chimpancés si es que produce información acerca de problemas de salud humanos". Es probable que esta disminución sea consecuencia de la fuerte presión ejercidas por los grupos y movimientos de protección de los derechos de los animales a través de los medios de comunicación, y que ha llevado a muchas personas, sin un claro conocimiento acerca de la metodología de la ciencia, a cambiar de actitud, frente a un hecho que a ellos les parecía justificable anteriormente.

Mi presentación quisiera dividirla en dos partes: en la primera voy a introducir brevemente el desarrollo histórico filosófico del interés por el bienestar de los animales por parte de la sociedad. Aquí me referiré fundamentalmente a la trascendencia de los animales como seres vivos y no solo como sujetos de experimentación científica. En la segunda me dedicaré a destacar el profundo interés de los científicos en resguardar los aspectos morales y éticos de la experimentación y de la docencia que involucra a los animales.

Si uno revisa la Biblia, es clara la posición de los animales en el orden natural: Según el libro del Génesis, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y dijo: "tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal viviente que se mueve sobre la tierra", es decir, colocó a los animales bajo el dominio del hombre. Desde el punto de vista religioso, se podría decir que el hombre es diferente a los animales. Es probable entonces que la religión haya contribuido muy poco a la discusión de este tema sobre los derechos de los animales y explique en parte que en las encuestas realizadas en Estados Unidos, aquellos grupos que están más dispuestos a aceptar el uso de animales en la investigación sean los clérigos. La mayor contribución a la discusión proviene más bien de la filosofía y de la ciencia.

La filosofía plantea la pregunta sobre si la moral de los hombres se puede extender a los animales: ¿los derechos de los hombres son similares a los derechos de los animales? Esta interrogante no es nueva. Ya en 1780 un filósofo inglés se preguntaba que línea insuperable impedía extender la moral humana a los animales. Su posición era que no era cuestionable si los animales razonan o hablan sino que lo fundamental era si sufren o no.

Este razonamiento fue re-introducido por Singer en 1970, quien es considerado el fundador del movimiento por el derecho de los animales. De acuerdo a Singer, el resultado final de todo proceso debería estar balanceado por el sufrimiento causado. En este contexto el no discrimina entre animales o humanos. Aunque el y otros pensadores en esta misma línea, confieren un mayor valor a la vida humana, por ejemplo entre salvar a un animal o un humano no hay duda al respecto, la duda debe plantearse en el momento de medir el dolor posible de inferir. Si uno no es capaz de infligir dolor a un niño severamente discapacitado, en pro de un resultado o interés cualquiera, tampoco debería hacerlo en un animal. De allí que una característica básica de los movimientos de derechos de los animales es la preocupación por el sufrimiento animal sin importar si el sufrimiento es producto de crueldad o no. Esto es importante de destacar ya que en estos casos no se hace una distinción entre una situación que podría ser socialmente justificable o no. Es decir, no se trata de una visión meramente de bondad o de buenos deseos sino que más bien de justicia y moral en el que las obligaciones morales hacia los animales son una consecuencia de las obligaciones morales de la sociedad por las personas. Desde este punto de vista, algunos movimientos, en especial aquellos más radicalizados, se oponen incluso a la producción animal, en especial con animales en confinamiento, como los vacunos, cerdos y aves, ya que según sus argumentos, los beneficios económicos no pueden ser obtenidos a expensas de los animales.

El dilema es entonces si es posible extender la moral humana a los animales ya que esta claro que no razonan o hablan, y si es moralmente aceptable usar animales en la experimentación científica y en la educación de los estudiantes. Es difícil lograr una respuesta definitiva, y en consecuencia, es probable que en la mayoría de los casos se busque llegar a una posición intermedia. Yo diría que la mayor parte de los científicos busca una posición que, aunque no elimine por completo la experimentación con los animales buscando el beneficio del progreso de la humanidad, mantiene presente que, en los casos en que no haya otra alternativa, el animal debe ser respetado en su condición de tal sin provocarle dolor y sufrimiento. Debemos tener presente que la mayor causa de preocupación de los movimientos pro derechos de los animales es el supuesto trato inhumano que se le daría a los animales, con provocación de sufrimiento y dolor.

Charles Darwin al proponer la teoría de la evolución proveyó de un raciocinio científico para el uso de los animales para aprender acerca de los humanos. Incluso Darwin escribió en 1881: "Se que no es posible que la fisiología pueda progresar sin la experimentación en animales vivos y tengo la más profunda convicción que aquel que retarda el progreso de la fisiología comete un crimen contra la humanidad".

Esta afirmación de Darwin no ha perdido actualidad. La investigación científica es beneficiosa tanto a los humanos como a los animales, y algunas preguntas e hipótesis solo se pueden contestar a través de los estudios en los animales. Es indudable que algunas respuestas a las interrogantes se pueden obtener a través de cultivos celulares o de tejidos, o con el uso de simulaciones en computadores. De hecho, gran parte de las investigaciones ocupan estas herramientas, pero para estudiar como el organismo responde como un todo, es necesario usar el organismo total y eso solo se puede hacer recurriendo a la investigación en animales. Como subproductos de la investigación básica o fundamental, los científicos han desarrollado un número de métodos de investigación valiosos que no implican el uso de animales. Pero esos métodos son útiles solo en algunos aspectos del avance científico o complementan el obtenido en animales, pero no lo pueden reemplazar. No se debe perder de vista también que la formación de los estudiantes y en particular de los estudiantes en veterinaria, se requiere de animales vivos. El uso de los animales le da al estudiante una comprensión directa de cómo funcionan los sistemas, una comprensión que no se puede obtener leyendo un libro, observando un video, o con simulación interactiva.

De allí que la Federación de Sociedades Americanas para la Biología Experimental, ha desarrollado una serie de principios que gobiernan los principios éticos de la investigación con animales. Quisiera darle lectura para que Uds reconozcan las sólidas bases que sustentan el trabajo científico.

  1. Todo trabajo con animales se diseñará y se realizará en consideración a su relevancia para el mejoramiento de la salud humana y animal y el avance de los conocimientos para el bien de la sociedad.
  2. La adquisición, cuidado y uso de los animales debe hacerse de acuerdo a las leyes y regulaciones locales, estatales y federales
  3. Cada institución es responsable de proveer de un proceso de revisión para asegurar que el uso de animales en la investigación y en la educación está de acuerdo con los más altos estándares éticos, humanos y científicos.
  4. Se debe usar el número mínimo de animales que se requieren para obtener resultados válidos. La buena ciencia demanda la selección juiciosa de métodos apropiados, ya sea el uso de animales, simulaciones en computadores, cultivos de tejidos o células.
  5. Los animales deben mantenerse bajo condiciones apropiadas a su especie. El cuidado medico veterinario debe estar siempre presente.
  6. El personal que cuida y usa animales debe ser entrenado y educado apropiadamente.
  7. Las prácticas científicas y consideraciones humanas requieren que todos los animales reciban una apropiada sedación, analgesia o anestesia cuando sea posible. No se debe permitir el sufrimiento severo o dolor crónico o disconfort innecesario, en esos casos, el animal debería ser eutaniazado.
La Sociedad de Fisiología de Estados Unidos además especifica que solo se deben usar animales obtenidos legalmente de proveedores autorizados. Los animales usados en investigación y docencia deben recibir la mayor consideración por su confort, alojamiento, alimentación y condición sanitaria. Todo procedimiento experimental debe realizarse de acuerdo a la Guía para el cuidado y uso humano de animales, diseñado por el Consejo Nacional de Investigación. Se debe usar el anestésico apropiado para eliminar la sensibilidad al dolor durante los procedimientos quirúrgicos. Los relajantes musculares o paralizantes no son anestésicos y ellos no deben usarse en forma individual para la restricción de movimientos durante la cirugía sino que deben usarse en combinación con drogas apropiadas para producir analgesia. El cuidado postoperatorio de los animales debería ser tal de minimizar el disconfort y dolor, y en todos los casos debería ser equivalente a las prácticas veterinarias aceptadas. Toda medida para minimizar el dolor y el distress, y que no comprometa los resultados experimentales debe ser usado. Si un estudio requiere la muerte de un animal, se debe usar el método eutanásico más humano. Cuando se usen animales para la educación de los estudiantes, el trabajo debe estar bajo la directa supervisión de un investigador o educador experimentado.

En Estados Unidos, la investigación con especies mayores está regulada y supervisada por el Departamento de Agricultura, que es el equivalente a nuestro Ministerio de Agricultura. El Animal Welfare Act que regula la investigación con animales deja afuera a las ratas y ratones, siempre que hayan sido criadas para propósitos de investigación. Todas las instituciones universitarias o de investigación deben estar inscritas y son inspeccionadas regularmente por el Departamento de Agricultura. La presentación de proyectos de investigación requiere que un Comité Institucional para el cuidado y uso de animales revise:

En Chile, no existe una regulación de este tipo. Los investigadores nacionales en el área biológica adhieren al código de ética de la Sociedad de Biología que en sus artículos pertinentes menciona en forma muy general su preocupación por la experimentación con animales: Art 1. "La Sociedad de Biología de Chile declara su respeto y valoración positiva a toda forma de vida..." y Art 3. "La Sociedad de Biología de Chile adhiere, referente a la experimentación en seres vivos... a lo aprobado por las organizaciones internacionales de la humanidad".

El CONICYT, que es la principal agencia gubernamental que patrocina y auspicia el avance de la ciencia y tecnología en Chile, a partir del año pasado sugiere que los proyectos de investigación presentados para ser financiados por Fondecyt, incluyan un informe del Comité de ética de la Facultad correspondiente. En nuestra Facultad existe un Comité de Etica que lo preside el Sr. Decano. Sin embargo, no existe un código o estándares comunes a los que se adhieran o se comprometan a cumplir todas las instituciones e individuos que trabajan con animales. Creo que es necesario que se elaboran regulaciones lo suficientemente claras y precisas para que no quede ninguna duda sobre los procedimientos a realizar tanto en la investigación como en la docencia. Pienso que este marco regulatorio debería nacer de las Facultades de Medicina Veterinaria, Lo propongo basado en lo ocurrido en los Estados Unidos. En este país, en 1957, mucho antes de todas las regulaciones federales y de la aparición de los movimientos de los derechos de los animales, los veterinarios crearon una especialidad conocida como Medicina de Animales de Laboratorio. Y luego, en 1965, en conjunto con otros investigadores, se creó la Asociación Americana para la Acreditación del Cuidado de Animales de Laboratorio (American Association for the Accreditation of Laboratory Animal Care, AAALAC), con el objetivo de "promover los más altos estándares en el cuidado de los animales, su uso y bienestar y aumentar la investigación y la docencia en las ciencias de la vida a través de los procesos de acreditación". Más aún, la American Veterinary Medical Association, institución que revisa y acredita la formación veterinaria de los Estados Unidos, en los últimos años, ha acreditado más de 50 nuevos programas de animal technitians, con una duración de 2 a 4 años, con el propósito de entrenar personal que tendrá a su cargo el cuidado y uso de animales de experimentación. Estos programas incluyen entrenamiento práctico sobre obtención de muestras de sangre, tomar rayos X, dar medicamentos, administrar fluidos, inducir anestesia, asistir en la cirugía, proveer de cuidado postoperatorio, etc.

No quisiera terminar sin antes destacar el hecho de que la contribución de los animales en la investigación científica es abrumadora y que sin ellos, no habría sido posible el avance tanto en la producción animal como en los destacados progresos en la salud humana y en la salud animal. Esto que parece una verdad que no es necesario mencionar por conocida, se refleja en los siguientes datos: el 70% de los Premios Nobel en Fisiología y Medicina se han entregado a científicos cuyos descubrimientos se basaron en trabajos en animales y que 16 premios Nobel en Fisiología antes de 1990, se consiguieron con trabajos realizados fundamentalmente en animales de granja: vacas, ovejas, caballos, cerdos o aves. Los investigadores, como exploradores que buscan respuestas a los maravillosos misterios de la vida, son los que están más preocupados del bienestar de los animales. Los científicos no están interesados en maltratar a un animal no solo desde el punto de vista humano sino que también desde el punto de vista de la calidad de la investigación: un buen sujeto de experimentación debe estar libre de dolor, bien alimentado, bien protegido, y libre de enfermedades. El no tratarlos adecuadamente, reducirá la confianza que se tiene en los resultados, y eso, ningún científico está dispuesto a aceptar. La recompensa y el gozo de entrar en lo desconocido mediante la experimentación y aportar con conocimientos que impacten en la vida y en la salud humana y animal no pueden desvirtuarse por un trato inhumano de los animales.

Chillán, 24 de septiembre de 1997.

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